jueves, 6 de enero de 2011

29. ¿Por qué el incesto es inmoral?




Cuenta una antigua leyenda que un oráculo anunció que un rey se casaría con su madre sin él saber quién era realmente su esposa. En efecto, así ocurrió. Invadido por la culpa, el rey se arrancó los ojos. Esta historia siempre ha resultado enigmática, pues pareciera haber dos circunstancias que exoneran de culpa al rey: en primer lugar, ¿por qué ha de culparse al rey por casarse con su madre, si él no sabía que en efecto su esposa era su progenitora?; y además, ¿cómo podemos responsabilizar al rey de sus acciones, si ya el oráculo lo había predestinado a cometer ese acto?

Los filósofos han dedicado discusiones monumentales a estos asuntos, pero por ahora dejémoslo de lado, y concentrémonos más bien en una cuestión más elemental: ¿qué de malo tiene el casarse con la madre? En otras palabras, ¿por qué el incesto es inmoral? Podría postularse que la prohibición del incesto forma parte de una moral mojigata que, en una época de liberación, podemos dar por superada. Así como ya estamos superando la censura moral en contra del la homosexualidad, quizás dentro de poco estemos en disposición de superar la censura moral en contra del incesto. Pero, esto parece un trago demasiado grueso, incluso para los más liberales. Por ello, es necesario encontrar alguna razón moral en contra del incesto.

La mayoría de las personas estima que el incesto es aberrante porque conduce a todo tipo de enfermedades y defectos genéticos. Pero, en realidad, los científicos no están plenamente convencidos de esto. El incesto conduce a que la prole tenga un mayor número de genes homocigotos (es decir, genes con los mismos alelos, o copias), pero esto no es necesariamente malo. Podría haber más riesgo en el caso de que la prole herede genes recesivos (todos los genes recesivos son homocigotos), y por regla general, los genes más dañinos son recesivos. De manera tal que no deja de ser cierto que el incesto lleva algunos riesgos biológicos, pero muchas veces éstos son exagerados.

Ahora bien, no parece satisfactorio invocar el temor a los desórdenes genéticos como explicación de la inmoralidad del incesto. Todas las sociedades humanas han tenido prohibiciones contra el incesto. Pero, apenas una pequeña minoría ha logrado desarrollar conocimientos de genética como para comprender los riesgos biológicos. Inclusive, aquellas culturas que no aprecian la relación entre el coito y el parto, aún así prohíben el incesto.

Además, si la inmoralidad del incesto se debiese estrictamente a la prevención frente a los riesgos biológicos, sería difícil explicar por qué genera aberración que hermanastros, hermanos adoptivos o hermanos estériles (o que empleen alguna forma de contracepción) tengan relación sexual.

Quizás el incesto sea inmoral porque estamos biológicamente preparados para que nos genere repulsión. Es plausible que, durante la evolución humana, la evitación del incesto resultara en una ventaja adaptativa. Dados los riesgos biológicos del incesto, la repulsión a aparearse con parientes cercanos resultó ventajosa para tener una prole más abundante. Así, quizás tenemos naturalmente un repudio sexual hacia las personas con quienes nos hemos criado desde la edad más temprana.

Esto es plausible, pero habría que preguntarse, ¿por qué es necesario imponer leyes tan severas para prohibir acciones que resultan naturalmente repugnantes? Todos tenemos repugnancia a comer estiércol. Pero precisamente debido a esa repugnancia natural, ninguna ley prohíbe el consumo de estiércol; eso sería redundante e innecesario. De la misma manera, si en realidad el incesto fuese tan naturalmente repugnante, no habría necesidad de prohibirlo.

A partir de esto, algunas personas con una imaginación asombrosa han estimado que, lejos de sentir repulsión por el incesto, en realidad los seres humanos tenemos un profundo deseo escondido de tener relaciones incestuosas; en particular, los hombres desean a sus madres. A juicio de estas personas, la prohibición del incesto obedece a la represión necesaria de los instintos sexuales para poder conformarnos en civilización.

Esa explicación es muy dudosa. Resulta más plausible postular que el incesto es moralmente censurado porque su prohibición propicia mayor comunicación entre los grupos humanos. Al obligar a las personas a buscar parejas sexuales fuera del grupo de origen, se forjan alianzas que desembocan en una suerte de contrato social. Y, además de eso, la prohibición del incesto asegura que se mantengan estables las jerarquías y posiciones que hacen posible el orden familiar y social. Si no hay una censura del incesto, fácilmente sobrevendría un caos. Si mi padre es mi propio hermano, seguramente su autoridad paternal se verá vulnerada.

Pareciera, en todo caso, que sí tenemos una disposición natural a evadir el incesto, pero no abrumadoramente. Es sabido que los niños que se crían juntos desde la infancia terminan por sentir repulsión sexual entre sí; pero siempre existirán excepciones. No es del todo claro, no obstante, que el hecho de que sintamos repulsión natural por algo lo convierta en inmoral. Con todo, el hecho de que el incesto conduce a males biológicos y sociológicos parece suficiente como para declararlo inmoral.

Pero, es sabido que la moral y la ley no son idénticas. Y, en este caso, parece necesario establecer esta distinción. Pues, si bien podemos convenir en la inmoralidad del incesto, también debemos considerar que no parece haber suficientes motivos para castigar el incesto consensuado. ¿Cómo reaccionaríamos frente a la siguiente situación?: dos hermanos deciden tener relaciones sexuales sólo por una vez en sus vidas, se aseguran de usar métodos anticonceptivos efectivos, y mantienen esa relación en secreto. Seguramente, la consideraríamos inmoral, a pesar de que se nos hará difícil explicar por qué (después de todo, no traerá consigo las consecuencias biológicas y sociales que justifican la prohibición del incesto). Y, más aún, seguramente consideraríamos abusivo que la policía los encarcele por haber tenido una noche de pasión erótica fraternal.

7 comentarios:

  1. Hola, has planteado el caso con bastantes alternativas y hasta con humor, y eso me parece muy bien.

    Es posible que en algún momento de la prehistoria, el incesto, aún sin ser muy común, tampoco fuera del todo prohibido. Eso se conservó en tradiciones de las mitologías y de los héroes y reyes. En varias civilizaciones -notablemente en Egipto y entre los Incas- la reina solía ser la hermana del rey.

    Hay una inquietud en todo tu texto de saber qué bases o explicación racional tiene la prohibición del incesto. Yo no creo que para las prohibiciones morales sea necesaria una base moral o biológica. Ayudan, claro está, pero si la biología no te ha dado un hígado normal sino uno muy resistente, todas las prevenciones sobre no tomar demasiado serán una farsa y probablemente puedas beber en exceso hasta una alta edad. Yo creo que hay que buscar la determinación moral en otra instancia, y pienso que será también una instancia relacionada con la moral misma, o mejor dicho, con los valores.

    En este sentido, es ilustrativo ver la conducta de los animales comparada con los humanos. Los animales pueden "casarse" entre ellos, hermanos con hermanos y madres con hijos. Pero, ¿qué dicen a la larga los criadores? Ya sea de hamsters o toros de lidia o caballos purasangre: las proles consanguíneas suelen salir con defectos o taras, y mientras más se reproducen, más taras muestran. De modo que, bien, habría allí una sabiduría para quien la sepa ver, pero OJO, el hombre no se hizo civilizado por sus miedos o aprehensiones.

    La diferencia entre el animal y el hombre no es solo el hecho de que el hombre piense y el animal no. Más bien se trata de CÓMO piensa el hombre, QUÉ lo diferencia del animal.

    El hombre se hace una imagen de sí mismo (de modo parecido a como se hace una imagen del mundo). La imagen de sí mismo es lo que quiere cumplir, su modelo, como se ve a sí mismo en su realidad. Y habrá cosas que no hará, no estarán en su modelo de ser, y otras que sí. El hecho del incesto como que no entra en la imagen que tiene el hombre de sí mismo. Puede suceder en casos especiales, aislados, y ya hablé de los casos de reyes y dioses, pero, precisamente, se trata de los que no son hombres, o no son hombres comunes (los reyes egipcios e incas eran dioses, "hijos del sol", estaban por encima de lo humano).

    Para no romper la imagen de sí mismo, un hombre hay ciertas cosas que no hará. En unas culturas podrá ser un ladrón y asesino, pero no comerá cerdo, o no probará vino (o carne), en otras, no verá desnudos a sus progenitores ni hermanos, y en otras no hará cosas en ciertos días o con ciertos miembros del cuerpo, y en otras observará una detallada etiqueta de limpieza para pasar de una conducta a otra. Y una cosa común en todas es que la cuestión de la impropiedad o la impureza nunca puede ni debe existir en el seno familiar. Ni siquiera como palabra. Eso pertenece al mundo de lo privado de cada quien; a su propia esfera, fuera de lo familiar. Pero es un asunto tan complejo, que esta reducción injusta y tan simplista no puede dar cuenta de ello así no más, claro.

    Sin embargo, insisto en que no siempre es feliz estar buscando la quinta pata al gato de por qué razón hacemos o no hacemos tal cosa. Si no existe razón clara, me parece que es evidente que se trata de una razón mucho más profunda en la psique, pero no tan inconsciente ni tan indirecta, sino algo que tiene que ver precisamente con la idea que nos hacemos de qué es ser decentes; una idea que, de algún modo, seguimos, inclusive si en nuestra vida somos, como dije antes, ladrones y asesinos. Hasta ladrones y asesinos, por ejemplo, no se permitirían atentar contra la gramática, y menos en momentos decisivos de sus vidas (No es probable que, en vez de decirles a los policías: "No me agarrarán vivo" les diga, en un rapto de originalidad comunicativa: "Agarrarán vivo no me han").

    Y aludo a ello porque esta cuestión del honor y la vergüenza son un poco como la gramática que nos hace entendernos en la tela de la realidad.

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  2. Gracias por su comentario, me parece muy interesante. A mí el tabú del incesto me resulta un poco misterioso. Creo que este tema es un corolario de una discusión de mayor envergadura: ¿hasta qué punto la moral reposa sobre los hechos del mundo, a saber, la ley natural? G.E. Moore y Hume enfáticamente señalaban que la moral trata sobre cómo DEBE ser el mundo, no sobre cómo ES, y que por ende, la moral no reposa sobre los hechos del mundo. Así, si el incesto ocurre o no en la naturaleza es irrelevate respecto a su valor moral. Por bastante tiempo yo estaba de acuerdo con Moore y Hume, pero últimamente estoy cambiando de opinión: quizás la moral sí se remonte a una suerte de ley natural.

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  3. Saludos profesores, me ha llevado tiempo leer sus planteamientos los cuales me han parecido sumamente interesantes de principio a fin, sin embargo veo que han dejado por fuera de la discusión el plano bíblico, el cual traigo a colación con el fin de desarrollar mi postura, o mejor dicho mi breve opinión sobre el tema, no quiero decir algo distinto a lo que ustedes han planteado, ¡ni mas faltaba! pero si expondré una idea que nació mientras disfrutaba de la lectura, dicha idea llegó a mi mente en forma de pregunta, ¿Los hijos de Adán y Eva con quien procrearon? suponiendo que como dice el relato bíblico, Adan y Eva fueron los primeros habitantes de la tierra, sus hijos debieron procrear entre si y aquí tenemos un escenario donde se presenta al incesto como origen común (incluso) entre los pobladores del planeta azul, por supuesto, podrá decirse de esto, que dadas las condiciones forzaron a que este acto se diera, (supongo que en muchas ocasiones) y así lo defendería la iglesia en tal caso, lo excusaría por las condiciones y mas aun por el contexto, es moralmente acertado tener descendencia con tu hermana cuando depende de ello que tu especie no se aniquile, y de igual forma no estaría mal tener relaciones sin la intención de concebir, sino mas bien por placer, cuando solo ustedes son los únicos habitantes (quiero dejar por fuera a mamá y a papá, por que tal vez si trato de tomar a mamá, papá me diga: detente, para ello te he dado una hermanita, mamá es solo mía, este sentido de pertenencia comenzaría a limitar el incesto entre progenitores e hijos) y vuelvo y repito, esto es moralmente aceptado por la sociedad cuando evaluamos el contexto, el incesto desde mi punto de vista, es una herramienta "necesaria" en condiciones extremas, y solo será aceptado siempre y cuando sea la única alternativa para procrear y conservar la especie humana, no excluyo el problema biológico en todos esto (puede que en el plan de Dios estaba hacer dos pobladores mas con un mapa genético diferente al de Adán y Eva para que así entre los cuatro llenaran el mundo de críos, pero una vez llevado a cabo el pecado, Dios les quitase la vida eterna y les presentara como única opción procrear entre si mismos, siendo esta la causa de la muerte, el cruce genético por el cual se han ido desarrollando las enfermedades que hoy en día conocemos, aun así nos faltaría conocer la causa de la muerte de Adán y Eva) pero vale mas una especie enferma que sus restos, viéndolo desde un punto catástrofista y menos bíblico, supongamos que un meteorito impacta el planeta, destruyendo todo lo que hasta hoy conocemos, pero solo un grupo de personas parientes sanguíneos entre si, se salvan, padres hijos/as, tíos/as, primos/as y hermanos/as que habían decidido ir al campo sin sus correspondientes esposas/os, gracias al contexto ¿no seria de nuevo la única alternativa a causa de la "necesidad" acudir al incesto? no habría duda que una vez mas al igual que en el plano religioso, seria moralmente correcto. A fin de Cuentas, en condiciones extremas hasta la carne de un amigo muerto es fuente de vida, imagínense ahora la de una prima bien viva jajaja Saludos profesores mis respetos y Feliz Año a ambos.

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  4. La historia de Adán y Eva me parece una fábula que conviene no interpretar literalmente, de manera tal que esa preocupación sobre el incesto de Eva o sus hijos, resulta irrelevante. Ahora bien, la cuestión de si el incesto sería moral, en el evento de que en una catástrofe mundial, sólo quedaran vivos una madre y un hijo, sí plantea un dilema interesante. En ese caso, yo sí favorecería el incesto, a fin de preservar la especie humana.

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  5. Por supuesto, no cabe duda de que como bien ud a dicho la Historia de Adán y Eva es una fábula, pero una en la que bien podríamos afianzar las bases morales de la sociedad para justificar el incesto en un caso hipotético como el que he presentado, puesto que si bien ud y yo no creamos en ella, parece ser aceptada por una gran cantidad de gente que si se la cree, literalmente y de principio a fin. Me refiero, si la iglesia lo a aceptó para Adán y Eva, en un caso extremo "debería" (al igual que ud y yo) aceptarlo una vez mas.

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