Muchas veces asumimos que aquello que nos resulta común, viene dado por el orden natural de las cosas. Asumimos natural, por ejemplo, que debe conducirse por el lado derecho de la carretera. Asumimos que la mujer debe llevar falda, y el hombre pantalón. Asumimos que hay una frontera fija que divide a un país de otro.
Pero, si observamos con detenimiento, nos daremos cuenta de que estos hechos no proceden propiamente del orden natural de las cosas y que, de hecho, son inventos circunstanciales. En Inglaterra, se conduce del lado izquierdo. En Escocia, algunas mujeres llevan pantalón, y algunos hombres llevan falda. La frontera entre México y EE.UU. ha sido redibujada varias veces.
Así pues, muchas de las ideas en el mundo son construcciones sociales. Las llamamos ‘construcciones’ porque, como los edificios, han sido inventadas por el hombre; de hecho, no existían antes de que el hombre las concibiera. Y, son ‘sociales’, porque es la sociedad la que se encarga de hacerlas surgir. La sociedad ha llegado a la convención de que debemos guiarnos por ellas.
Ahora bien, podemos ser un poco más extremos y asumir que todas nuestras ideas son construcciones sociales. Y eso incluiría los conceptos de la ciencia, los cuales habitualmente consideramos muy seguros. Bajo esta manera de entender el mundo, no existe una realidad objetiva exterior la cual la ciencia pueda pretender describir. El mundo no está ahí afuera en espera de ser descubierto. Antes bien, la ciencia no descubre cosas, sino que las inventa.
Y, en ese sentido, los conceptos científicos no existen autónomamente, sino que han sido construidos socialmente, y son meras convenciones. Así, hoy es convencional asumir que la Tierra gira alrededor del sol, pero eso sería apenas una construcción social. En el siglo XV, lo convencional era asumir que el sol gira alrededor de la Tierra, y eso era también una construcción social. Al final, asumiríamos que la verdad es también una construcción social, y que como tal, no existe en pleno sentido. La distinción entre lo verdadero y lo falso es meramente circunstancial y momentánea, y así, algunas creencias son falsas en un contexto, y verdaderas en otro.
Con esto, enfatizaríamos que aquello que la ciencia promulga es apenas una convención social. Y, en ese sentido, la ciencia está determinada por las condiciones sociales que imperan. Bajo unas circunstancias sociales, se inventarán algunos conceptos científicos, y bajo otras circunstancias sociales, se inventarán otros conceptos científicos.
Esta manera de aproximarse a la ciencia tiene alguna plausibilidad. Pero, puede conducir a absurdos. Por ejemplo, podemos pensar en la hipótesis de que el antiguo faraón egipcio Ramsés II, pudo haber muerto de tuberculosis, pues en su tumba se descubrieron rastros biológicos de esta enfermedad. Pero, si asumimos que todo es una construcción social, entonces debemos admitir que Ramsés II no pudo haber muerto de tuberculosis, pues esta enfermedad no existía en aquella época.
Pues, el patógeno que causa la tuberculosis, el bacilo, fue postulado por Robert Koch en 1882. Antes de que Koch postulara la existencia del bacilo, éste no existía. Al asumir que todo es una construcción social, postularíamos que así como sería un anacronismo absurdo postular que Ramsés II murió por las heridas causadas por una metralleta, sería igualmente absurdo postular que murió de tuberculosis. En época de Ramsés II, las metralletas no existían; en época de Ramsés II la tuberculosis tampoco existía, y por ende, sería anacrónico sostener que el faraón murió de esta enfermedad.
No deberíamos tardar en comprender que, si asumimos que todo es una construcción social, terminaremos por defender cosas absurdas. Si todo es una construcción social, entonces la gravedad empezó a existir cuando a Newton le cayó la manzana en la cabeza, las especies empezaron a evolucionar cuando Darwin publicó El origen de las especies, el tiempo empezó a ser relativo con Einstein, la Tierra se empezó a mover con Copérnico, los genes empezaron a existir con Mendel. Y, así sucesivamente.
El principal problema en asumir que todo es una construcción social radica en confundir un descubrimiento con un invento. Es lamentable que la etimología latina no nos ayude mucho, pues ‘invenire’ (de ahí viene ‘invento’) significa ‘descubrir’. Pero, no debemos dejarnos guiar demasiado por la etimología, y debemos advertir la distinción entre un invento y un descubrimiento.
La metralleta es un invento, y en ese sentido, no existía en la época faraónica. Pues, en efecto, la metralleta es una construcción del hombre. Pero, el bacilo de la tuberculosis no es un invento. Robert Koch no lo inventó; sólo lo descubrió. El bacilo ya existía, a pesar de que nosotros no sabíamos que existía. Nosotros podemos tener el control sobre algunas cosas para empezar a existir (si no inventamos las metralletas, éstas no existirían), pero no todo. Hay una realidad que existe allá afuera, y que no depende de nuestro pensamiento. Si bien muchas cosas son construidas socialmente, hay cosas que existen independientemente de lo que nosotros pensemos sobre ellas.
Dos cositas. Sobre lo de invento y descubrimiento. En el invento hay ambas cosas: descubrimiento (o encuentro)y producción de algo nuevo, algo que no existía antes. Por ejemplo, la bombilla de Thomas Alva Edison. Gracias al hecho de descubrir la capacidad de un filamento material de asumir la incandescencia por tiempo prolongado en una cápsula de vidrio al vacío, pudo producir la primera lámpara eléctrica. Edison no inventó ese principio, lo descubrió, o más justamente, lo encontró, tras años de búsqueda. Por cierto que probó literalmente miles de materias para el filamento antes de dar con una que aguantara horas (probó hasta bambú e hilo de coser, hoy usan tungsteno). La primera bombilla duro prendida creo que algo así como cuarenta horas o poco más (tres días), pero eso fue suficiente: su luz fue mejor que la de una vela y duró cientos de veces más que una vela.
ResponderEliminarLo otro es que la afirmación sobre algo puede ser una construcción social o no, pero lo que hace que esa afirmación sea verdad es que predique lo que ese algo es en sí, en su ser. Lo que hace que sea verdad es que diga que ese ser es lo que verdaderamente es. Por ejemplo, sobre eso de que la tierra era cuadrada o redonda o como una pera: será eso verdad en la medida que corresponda a lo que la tierra 'en realidad' es. En este sentido, el concepto de verdad, hasta cierto punto trascendente de las cosas, sirve precisamente para "chequear" la verdad de las cosas. Un bolígrafo será un bolígrafo si es un bolígrafo. Más tautológico no lo sé poner (algunos le tienen tirria a las tautologías, pero como las verdades de perogrullo, son eso: verdades). Comúnmente la realidad cumple eso de que las cosas sean lo que son o al menos lo que parecen, pero no siempre. Esas ocasiones 'no siempre' son las oportunidades para las ciencias, el pensamiento especulativo, las disciplinas intelectuales y la creación mitológica, literaria o religiosa. Por ejemplo, si todo hubiese "cuadrado" con la noción de la tierra cuadrada, no habría habido dudas ni necesidad de explicar mejor algunos problemas, pero como habían esos problemas, empezó la búsqueda de la quinta pata al gato, hasta que se descubrió (= "inventó") que la tierra podía ser redonda. A PESAR DE TODA LA EVIDENCIA RACIONAL Y DE SENTIDO COMÚN EN CONTRA...
Pero ese ser de la tierra redonda era más cercano a la verdad que el ser de la tierra plana. Porque, en la noción que tenemos de ambas cosas, la tierra es más redonda que cuadrada (Gracias, san Agustín).
Sí, gracias, Ud. está presentando algo parecido al criterio de verdad con base en la correspondencia.
ResponderEliminarHola a todos:
ResponderEliminarMi punto de vista es, ciertamente, realista: un tipo de realismo "natural"
Lo malo es que como la ciencia camina muy despacio, y la realidad no es del todo aprensible(quizás, afortunadamente para nosotros) mediante nuestros cinco sentidos; entonces, tenemos que inventar todo tipo de aparatos para poder investigar el inmenso mundo-universo en el que estamos metidos. Y, todo esto, conlleva una cierta dosis de idealismo a la hora de creernos "completamente" las explicaciones científicas(hipótesis).
Pero, una cosa es la técnica; y otra, la naturaleza. Nosotros hemos creado los objetos de la técnica(casas,coches,mecheros...) pero la naturaleza no es obra nuestra, y si pensamos que merece la pena indagar las posibles leyes o regularidades que nos brinda, entonces, en condiciones normales(ceteris paribus) sus efectos deberán ser los mismos, tanto si los descubrimos hoy, como hace dos siglos.
Otra cosa sería realizar un rastreo de cuando el vacilo de la tuberculosis apareció por primera vez, y averiguar de que mutación surgió.
Pero no creo que eso sea, hoy por hoy, demasiado interesante.
Un abrazo.
Eduardo, gracias por tu comentario.
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