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Por siglos, ha habido una obsesión con el fin del mundo. Las religiones monoteístas imaginan un apocalipsis en el cual Dios vencerá a las fuerzas del mal en una terrible batalla. Alguna gente no muy cuerda se ha suicidado con la esperanza de que el apocalipsis se precipite. Hollywood nos inunda con historias sobre grandes catástrofes naturales o guerras nucleares que colocan en peligro la existencia de la especie humana.
Todo esto parece irracionalmente paranoico. No obstante, quizás habrá que reconsiderar algunas cosas. Después de todo, durante la Guerra Fría sí hubo la amenaza de un holocausto nuclear. Hoy, tenemos la amenaza del calentamiento global. Pero, aun sin amenazas tajantes, hay espacio para considerar que las probabilidades están en contra de nuestra existencia por un tiempo prolongado.
Considerad el número total de seres humanos que habrán existido, y considerad el orden que ocupáis en la sucesión de seres humanos que han existido y existirán. Ahora, considerad lo que podemos llamar el ‘principio de mediocridad’: del mismo modo en que no debéis considerar vuestro planeta el centro del universo, tampoco debéis considerar que vuestra existencia es excepcional. Ahora bien, si aceptáis ese principio, entonces no debéis consideraros especiales en el orden de seres humanos que han vivido y que vivirán.
Al tener en cuenta estas premisas, ahora considerad dos posibilidades: 1) la humanidad sobrepone las amenazas en su contra, coloniza otras galaxias, y se extingue dentro de miles de millones de años; 2) la humanidad se extingue en algunos siglos. Si aceptáis la primera posibilidad, y la humanidad sobrevive por miles de millones de años, entonces vuestro orden será excepcionalmente temprano en la sucesión de seres humanos que han existido y existirán. Pero, en función del principio de mediocridad, no deberías consideraros excepcionales. En otras palabras, no es probable que estéis en un segmento muy temprano o muy tardío en la sucesión de seres humanos que habrán existido; la probabilidad indicaría que estáis en algún segmento intermedio.
Según nos informan los científicos, la humanidad existido por unos 200 mil años. Si, en función del principio de mediocridad, no estáis ni excepcionalmente temprano ni excepcionalmente tarde en la sucesión de seres humanos que habrán existido, entonces deberíais asumir que vuestra posición está más o menos a medio camino en el curso de la historia de la humanidad. Así, si hasta ahora la humanidad tiene 200 mil años de existencia, entonces quizás tenga 200 mil años más. No obstante, no deberíamos calcular en términos de años de existencia, sino en términos de seres humanos que han existido. Los demógrafos nos aseguran que la actual población humana ocupa cerca del 10% de todos los seres humanos que han existido. Si el ritmo de crecimiento demográfico se mantiene, entonces a la humanidad le queda poco tiempo de existencia. Pues, aun si estamos a medio camino en el número de seres humanos que habrán existido, el ritmo de crecimiento demográfico actual permite suponer que, en cuestión de escasos siglos, habremos alcanzado el número total de seres humanos que habrán existido.
Si no quedáis convencidos con ese argumento, pensad en una analogía más simple. Suponed que hay dos urnas. Ambas urnas tienen bolas de loterías. Una urna tiene diez bolas (enumeradas del uno al diez), la otra urna tiene mil bolas (enumeradas del uno al mil). No obstante, no sabéis cuál urna tiene diez bolas, y cuál tiene mil. Ahora, suponed que tomáis una pelota de la primera urna, y aparece el número 8. ¿Es probable que esa urna sea la que tenga diez pelotas, o la que tenga mil pelotas? El sentido común indicaría que es más probable que ésa es la urna con diez pelotas.
Esto sería una analogía de la población humana. En vez de dos urnas, considerad dos hipótesis: el número de seres humanos que habrán existido puede ser contado en miles de millones, o en trillones. Cuando aparece la bola con el número 8, el sentido común informa que es más probable que estemos frente a la urna de diez bolas. Del mismo modo, cuando consideramos cuántos seres humanos han existido hasta ahora, el sentido común indicaría que es más probable que el número de seres humanos que habrán existido puede ser contado en miles de millones, y no trillones.
Este argumento no pretende fijar una fecha precisa para el fin de nuestra especie. Pero, sí advierte que las probabilidades están en nuestra contra. Por supuesto, podemos hacer alguna parodia del argumento en cuestión: cualquier cavernícola prehistórico pudo haber empleado este argumento para razonar que, a partir del número de seres humanos que hasta ese momento había existido, a la especie humana le quedaban escasos años de existencia. Pero, no es del todo claro que esta parodia sea una refutación.
En todo caso, conviene considerar la posibilidad del fin de nuestra especie, pues así podremos tomar consciencia de la necesidad de vivir en un mundo más pacífico y menos contaminado.
Hola Gabriel, bien divertida la cuestión. Desde luego que cada vez está más cerca el fin del mundo: supongamos que sucederá en 600.000 millones de años, ya después de leer esto, serán 599.999 años 23 horas, 59 minutos y treinta segundos. ¡¡¡¡ Estamos más cerca, JAJA JA JA !!!!
ResponderEliminar¿Esa vaina la escribiste tu o quién? Lo digo por esas cosas como "considerad" o "quedáis": parece que hablara un español o un medieval.
Lo escribí yo. Escribo al estilo español, porque quizás en un futuro me anime a transformar este blog en un libro, y el mejor mercado para eso es España.
ResponderEliminarEl argumento es más complejo de lo que Ud. piensa. Por supuesto que, al asumir que el tiempo es lineal, cada vez estamos más cercanos al fin. Pero, eso no es propiamente lo que pretendo señalar. Mi intención es señalar que es más probable que nos queden escasos siglos, en vez de millones de años por delante. La razón, tal como anoto, es porque, al considerar el orden que ocupamos en la sucesión de seres humanos que habrán existido, es razonable pensar que nosotros no estamos ubicados excepcionalmente en los inicios de la sucesión. Este argumento no está exento de críticas, pero es muy intrigante y considerable.
En todo caso, procede del filósofo canadiense John Leslie. Si le interesa, acá puede leer más al respecto:
http://www.anthropic-principle.com/preprints/ali/alive.html
Todas estas interrogantes son inquietantes. Me recuerdan a un libro de divulgación bastante ameno y divertido que se titula "100 problemas de filosofía de" Martin Cohen. Si te animas quizás lo equipares en éxito o lo superes, o quizás estés por encima de aquellos textos de hace algunos años titulados "Fulanito de tal en 90 minutos" que, aunque presentan ventajas en la exposición y comprensión por el esfuerzo sintético que emprende su autor, sabes que algunos fulanos no son tan fáciles, ni digeribles en consecuencia, en tan poco tiempo. Saludos!
ResponderEliminarHola Gendrik, gracias por tus palabras. Sí, tengo ese libro de Cohen. Aunque, a mí me gusta más uno de un tal Bagginni, que se llama "El cerdo que quería ser jamón"; es una introducción muy amena a la filosofía.
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